jueves, 2 de febrero de 2017

El Beso






«Dame un beso para construir un sueño» (Louis Armstrong)



Creo cierto y que es común, más aún a falta de madurez, que la necesidad de amar y ser amados, ese intrínseco deseo o impulso humano de conquistar amor y belleza, lleva al error inconsciente, aunque no por ello exento de egoísmo, de ver a la persona amada tal como ésta no es; de hacerla rostro de un sueño; de esperar de ella, lo que no puede o no quiere dar; de creer merecida una reciprocidad a la que nadie está obligado.


EL BESO  

No fue la única vez que rocé sus irrenunciables labios. Un año atrás, un fotomatón en una lejana ciudad había sido testigo de mi otro sutil encuentro con el tierno lobulado de su boca; pero, a la mañana, bastaron un par de miradas rehuidas para temer que la chica que horas antes me había hecho desear que el tiempo parase, no era la chica que yo creía conocer… no era Luisa. La magia, ella, se fueron desvaneciendo poco a poco cuánto más lejos quedaban aquellas calles eternas.

Nadie, como Luisa, hacía más enigmáticos sus tentadores gestos cuando «el aire» acariciaba en cálida brisa; nadie, como Luisa, revelaba más nítido su rechazo en cualquier día gris de esos que no quedan marcados para el recuerdo.

Y mi vieja amiga, que siempre brota de entre brazas y cenizas, volvió una vez más: la soledad siempre fue compañía bien recibida en mi camino.

Miraba la fotografía, y era real, no soñado; tampoco yo alcanzaba a ver más allá. Y no pude olvidar… Y no quise aceptar, corazón no curtido, que para el sueño de besarla otra vez no cabía un despertar distinto.


Meses más tarde, el frío daba paso a la Luz, y luego ésta al fragor natural. Como siempre, abracé el tiempo nuevo y salí emocionado al encuentro de cada instante. Y… justo cuando la vida, más generosa que nunca, comenzaba a servirme el olvido; allí, entre las siluetas de una noche de junio, encontré sus ojos clavados en los míos. Su mirada brillante, rajada, y aquella sutil mueca de sus labios y mejillas... Luisa otra vez... No hicieron falta  palabras. La noche voló, y con la luna en retirada… el beso, su último beso.

        Aurelio Bonilla


Enlace al resto de relatos del Blog




1 comentario:

Puedes comentar lo que quieras, pero, por favor, con educación y respeto.